<p>Si alguien busca una clase de sexualidad para la educación sana y ordenada de sus hijos adolescentes, ésta no es su película. Si alguien, en cambio, busca que sus hijos le respeten (incluso, dado el caso, le saluden al entrar en casa), ya tiene una película que recomendarles. <i><strong>Spermageddon</strong></i><strong> es de todas las producciones imaginables sobre eso que genéricamente llamamos sexo, la más improbable. Imposible incluso. </strong>Y por ello, irrenunciable. La idea es sencilla, por descabellada, hacer que los espermatozoides que aparecían en <i>Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar</i> con el aspecto de Woody Allen se transformen en figuras animadas que cantan, bailan, leen libros de anatomía y corren (en el más literal y reflexivo de los sentidos); corren a la desesperada por el interior del cuerpo de una mujer hasta alcanzar su particular Nirvana: un bonito óvulo.</p>
La animación que Pixar jamás se atrevió a plantear siquiera cobra vida en una película tan irreverente y procaz como irrenunciable.
Si alguien busca una clase de sexualidad para la educación sana y ordenada de sus hijos adolescentes, ésta no es su película. Si alguien, en cambio, busca que sus hijos le respeten (incluso, dado el caso, le saluden al entrar en casa), ya tiene una película que recomendarles. Spermageddon es de todas las producciones imaginables sobre eso que genéricamente llamamos sexo, la más improbable. Imposible incluso. Y por ello, irrenunciable. La idea es sencilla, por descabellada, hacer que los espermatozoides que aparecían en Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar con el aspecto de Woody Allen se transformen en figuras animadas que cantan, bailan, leen libros de anatomía y corren (en el más literal y reflexivo de los sentidos); corren a la desesperada por el interior del cuerpo de una mujer hasta alcanzar su particular Nirvana: un bonito óvulo.
Lo que en manos de cualquier otro podría ser una cinta de Oscar, por educativa, reflexiva e inteligente, en las de los noruegos Rasmus A. Sivertsen y Tommy Wirkola tarda medio segundo en convertirse en el más irreverente, divertido, procaz y deslenguado ejercicio de cine animado (y de qué manera) que se ha conocido desde mucho antes de que Pixar nos hiciera secretar adjetivos todos ellos preciosos. El arranque ya da una pista. Unos espermatozoides atienden a una de clase sobre correcto comportamiento. Para ellos, la educación tiene que ver con asuntos tales como la masturbación, el sexo vaginal y anal, el sexo en grupo y a solas, los condones, los espermicidas, el coitus interruptus… Por supuesto, para lo que todos nosotros es grande para ellos es glande (sí, hay muchos chistes así).
Lo que sigue no es humo de pajas. O sí.Spermageddon es un delirio para, y con todos los perdones del mundo, correrse de risa. Me temo que los abogados cristianos tienen trabajo.
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Dirección: Rasmus A. Sivertsen, Tommy Wirkola. Guion: Vegar Hoel, Jesper Sundnes, Tommy Wirkola. Duración: 80 minutos. Nacionalidad: Noruega
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