San José, 13 Sep (Elpaís.cr).– La comunidad médica costarricense manifestó profunda preocupación tras revelarse que en 2024 el país alcanzó la tasa de mortalidad infantil más alta en su historia reciente, con 10,3 fallecimientos por cada mil nacidos vivos.
La información fue presentada durante el Simposio de Neonatología 2025, centrado en los retos de la atención a recién nacidos prematuros, donde se destacó que la prematuridad constituye una de las principales causas de muerte en los primeros 28 días de vida.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) expuestos en el evento, alrededor del 70 por ciento de los decesos en el primer año de vida ocurren en este periodo crítico.
El pediatra y coordinador de reanimación neonatal de la Universidad de Ciencias Médicas, doctor Felipe Segreda, subrayó la urgencia de definir políticas y acciones integrales para revertir la tendencia.
“Es urgente fortalecer las capacidades del sistema de salud para brindar una atención de calidad a los bebés más vulnerables. No se trata solo de cifras, sino de vidas que estamos perdiendo”, advirtió.
Segreda recalcó que, además de la capacitación médica continua, se requieren políticas públicas sostenidas y recursos adecuados que permitan un abordaje integral del recién nacido.
Un retroceso histórico
Los registros muestran que en 2009 la tasa de mortalidad infantil fue de 8,84 fallecimientos por cada mil nacimientos, mientras que en 2024, por primera vez en 16 años, el indicador superó los 10 puntos.
El subdirector general del Hospital Nacional de Niños, doctor Jaime Lazo, coincidió en la gravedad del panorama y señaló que el aumento de la mortalidad refleja un deterioro del nivel de vida en el país.
“Este indicador muestra un retroceso de las condiciones en Costa Rica, no solamente en el ámbito de la salud, sino en general”, afirmó.
Factores múltiples en juego
Lazo explicó que las causas de este fenómeno son multifactoriales. Entre los factores biológicos citó las enfermedades maternas, la prematuridad y las malformaciones congénitas. Sin embargo, también advirtió que la tasa se ve afectada por condiciones socioeconómicas, como la pobreza, el nivel educativo de la madre y el acceso a los servicios de salud.
“Algo que nos compete a los sistemas de salud —agregó— es garantizar el acceso a la atención prenatal, la observancia del parto y la atención inmediata del recién nacido, así como la cobertura de vacunación, que se ha visto afectada por las campañas antivacunas”, precisó.
El especialista también mencionó factores ambientales y de saneamiento, como el acceso a agua potable, condiciones de vivienda, contaminación ambiental, calidad del aire y del agua, e incluso la exposición a pesticidas, todos ellos elementos que influyen en el aumento de los decesos infantiles.
Llamado a la acción
Tanto Segreda como Lazo coincidieron en que la reducción de la mortalidad infantil exige un esfuerzo articulado entre el Estado, los profesionales de la salud y la sociedad civil, capaz de atacar las raíces biológicas, sociales y ambientales que afectan la vida de los recién nacidos.
“El país necesita reaccionar con decisión. La mortalidad infantil es un reflejo directo de las condiciones de bienestar de la sociedad, y lo que está ocurriendo nos obliga a replantear el rumbo”, advirtió Lazo.
San José, 13 Sep (Elpaís.cr).– La comunidad médica costarricense manifestó profunda preocupación tras revelarse que en 2024 el país alcanzó la tasa de mortalidad infantil más alta en su historia reciente, con 10,3 fallecimientos por cada mil nacidos vivos. La información fue presentada durante el Simposio de Neonatología 2025, centrado en los retos de la
San José, 13 Sep (Elpaís.cr).– La comunidad médica costarricense manifestó profunda preocupación tras revelarse que en 2024 el país alcanzó la tasa de mortalidad infantil más alta en su historia reciente, con 10,3 fallecimientos por cada mil nacidos vivos.
La información fue presentada durante el Simposio de Neonatología 2025, centrado en los retos de la atención a recién nacidos prematuros, donde se destacó que la prematuridad constituye una de las principales causas de muerte en los primeros 28 días de vida.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) expuestos en el evento, alrededor del 70 por ciento de los decesos en el primer año de vida ocurren en este periodo crítico.
El pediatra y coordinador de reanimación neonatal de la Universidad de Ciencias Médicas, doctor Felipe Segreda, subrayó la urgencia de definir políticas y acciones integrales para revertir la tendencia.
“Es urgente fortalecer las capacidades del sistema de salud para brindar una atención de calidad a los bebés más vulnerables. No se trata solo de cifras, sino de vidas que estamos perdiendo”, advirtió.
Segreda recalcó que, además de la capacitación médica continua, se requieren políticas públicas sostenidas y recursos adecuados que permitan un abordaje integral del recién nacido.
Un retroceso histórico
Los registros muestran que en 2009 la tasa de mortalidad infantil fue de 8,84 fallecimientos por cada mil nacimientos, mientras que en 2024, por primera vez en 16 años, el indicador superó los 10 puntos.
El subdirector general del Hospital Nacional de Niños, doctor Jaime Lazo, coincidió en la gravedad del panorama y señaló que el aumento de la mortalidad refleja un deterioro del nivel de vida en el país.
“Este indicador muestra un retroceso de las condiciones en Costa Rica, no solamente en el ámbito de la salud, sino en general”, afirmó.
Factores múltiples en juego
Lazo explicó que las causas de este fenómeno son multifactoriales. Entre los factores biológicos citó las enfermedades maternas, la prematuridad y las malformaciones congénitas. Sin embargo, también advirtió que la tasa se ve afectada por condiciones socioeconómicas, como la pobreza, el nivel educativo de la madre y el acceso a los servicios de salud.
“Algo que nos compete a los sistemas de salud —agregó— es garantizar el acceso a la atención prenatal, la observancia del parto y la atención inmediata del recién nacido, así como la cobertura de vacunación, que se ha visto afectada por las campañas antivacunas”, precisó.
El especialista también mencionó factores ambientales y de saneamiento, como el acceso a agua potable, condiciones de vivienda, contaminación ambiental, calidad del aire y del agua, e incluso la exposición a pesticidas, todos ellos elementos que influyen en el aumento de los decesos infantiles.
Llamado a la acción
Tanto Segreda como Lazo coincidieron en que la reducción de la mortalidad infantil exige un esfuerzo articulado entre el Estado, los profesionales de la salud y la sociedad civil, capaz de atacar las raíces biológicas, sociales y ambientales que afectan la vida de los recién nacidos.
“El país necesita reaccionar con decisión. La mortalidad infantil es un reflejo directo de las condiciones de bienestar de la sociedad, y lo que está ocurriendo nos obliga a replantear el rumbo”, advirtió Lazo.
Nacionales – Diario Digital Nuestro País