<p><i>Bienvenido, Mister Chaplin. La americanización del ocio y la cultura en la España de entreguerras</i> (Taurus), el libro del académico de la RAH y catedrático de la Universidad Complutense Juan Francisco Fuentes, es el ganador del Premio Nacional de Historia que concede el Ministerio de Cultura. El jurado, en su fallo, se refiere a la obra por su «narrativa ágil y brillante que consigue exponer ideas contundentes y complejas al analizar la penetración en España de la cultura de masas norteamericana en el primer tercio del siglo XX»<strong>.</strong></p>
Juan Francisco Fuentes recibe el galardón del Miiniterio de Cultura por su obra ‘Bienvenido, Mister Chaplin. La americanización del ocio y la cultura en la España de entreguerras’
Bienvenido, Mister Chaplin. La americanización del ocio y la cultura en la España de entreguerras (Taurus), el libro del académico de la RAH y catedrático de la Universidad Complutense Juan Francisco Fuentes, es el ganador del Premio Nacional de Historia que concede el Ministerio de Cultura. El jurado, en su fallo, se refiere a la obra por su «narrativa ágil y brillante que consigue exponer ideas contundentes y complejas al analizar la penetración en España de la cultura de masas norteamericana en el primer tercio del siglo XX».
«El tema de la influencia estadounidense me empezó a interesar a partir de la historia política e intelectual del primer tercio de España«, explica Fuentes a EL MUNDO después del anuncio del premio. «Aunque, en realidad, el periodo del que trata este libro va de 1898 a 1939«.
Esos dos años son importantes. 1898 fue, obviamente, el año de la derrota española en Cuba, de la campaña infame de William Randolph Hearst y del gran desencanto nacional. «Durante los siguientes años, España vivió en el antiamericanismo. La actitud contraria fue muy evidente en los discursos políticos y en la prensa», dice Fuentes.
«Tras la I Guerra Mundial, la actitud cambió», continúa el relato. «Pasamos del odio visceral al descubrimiento fascinado«. Europa había entrado en su ciclo de autodestrucción y la imagen de EEUU relucía irresistible. «El enamoramiento coincidió con el comienzo de la cultura de masas. Pero no reduciría el fenómeno a la cultura de masas. En el arte de vanguardia hay también una influencia muy fuerte. En la arquitectura, por ejemplo. Estados Unidos representaba una visión anticipatoria del futuro, de cómo debía ser el futuro«. América, así, era una promesa de un mundo mejor: confortable, saludable, hecho para el tiempo libre y el placer doméstico, pragmático y bien amueblado con electrodomésticos asombrosos.
¿Qué es lo particular de la americanofilia en España comparada con lo vivido en otros países de Europa? Primero, España no participó en la I Guerra Mundial, no tuvo que enterrar a millones de muertos como Francia, el reino Unido y Alemania y, por tanto, no atravesó un duelo colectivo. Pudo, por tanto, abrazar la promesa de un nuevo mundo que llegaba desde el Atlántico sin mala conciencia. «A pesar de ser un país atrasado, España vivió los años 20 como unos felices 20 a la americana, más que otros países de Europa», dice Fuentes.
Y segundo: la paradoja entre la España que odiaba al yankee de 1898 y la que lo admiraba en 1922 fue generacional, no política. «El antiamericanismo del 98 siguió existiendo. Unamuno hablaba de Yankilandia y ese rechazo unía a los intelectuales liberales y conservadores, a la Iglesia y al Ejército», explica Fuentes. «Pero la generación del 14 ya veía las cosas de otra manera y la del 27 admirabaa EEUU». Lorca y Alberti escribieron sus loas a los enemigos de sus padres. Buñuel dijo que de EEUU le gustaba «hasta el uniforme de los policías». Y los escritores del Otro 27 marcharon a Hollywood.
«Incluso la izquierda obrera era proamericana. No es raro que quien admiraba a la URSS admirase también Nueva York, porque eran las dos ciudades que anunciaban loq ue estaba por venir», cuenta Fuentes.
¿Qué se rompió en esa fascinación? ¿El mccarthismo, la enemistad de EEUU y la URSS, la aparición de derechas nacionalistas como Falange? La quiebra fue anterior, fue el crac de 1929, que encontró a García Lorca en Manhattan. Sus poemas neoyorquinos ya no trataban de idílicas avenidas ajardinadas y coches velioces sino de vagabundos, negros oprimidos y paisajes desolados.
Juan Francisco Fuentes (Barcelona, 1955) se ha especializado en la historia política e intelectual de España en el siglo XX. Ha escrito las biografías de Adolfo Suárez y Francisco Largo Caballero, los ensayos Con el Rey y contra el Rey: Los socialistas y la Monarquía; Totalitarianisms: The Closed Society and its Friends; y ‘La generación perdida: Una encuesta sobre la juventud de 1929’. En 2024 ingresó en la Real Acadmia de la Historia. Su último libro es Hambre de patria, dedicado a la relación del exilio republicano con su papel en la guerra, con España y con la idea de reconciliación.
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