<p>En pleno rodaje de <i>Casino</i>, Sharon Stone recibió una llamada de sus representantes: habían previsto que ella pasase allí solo cinco semanas de su valioso tiempo como estrella, pero ya llevaba cinco meses. Estoy trabajando con un genio, les respondió Stone, y no me moveré de aquí hasta que él deje de necesitarme. En <i>Mr. Scorsese</i> vemos a la Stone recordar aquello. <strong>Ella sabía que estaba haciendo historia porque con el señor Scorsese taquilla a veces no se hace, pero historia, casi siempre sí</strong>.</p>
El documental del Rebecca Miller en Apple TV+ recorre, sin ahorrar ninguna polémica, la larga y prolífica carrera de un genio del cine que dio más de un dolor de cabeza a sus seres queridos
En pleno rodaje de Casino, Sharon Stone recibió una llamada de sus representantes: habían previsto que ella pasase allí solo cinco semanas de su valioso tiempo como estrella, pero ya llevaba cinco meses. Estoy trabajando con un genio, les respondió Stone, y no me moveré de aquí hasta que él deje de necesitarme. En Mr. Scorsese vemos a la Stone recordar aquello. Ella sabía que estaba haciendo historia porque con el señor Scorsese taquilla a veces no se hace, pero historia, casi siempre sí.
La protagonista de Instinto básico no es la única megaestrella que se pone ante la cámara de Rebecca Miller, directora de esta serie documental de Apple TV. También lo hacen las tres D sagradas: De Niro, DiCaprio y Day-Lewis. Los tres son parte del universo Scorsese. Con el primero el director neoyorquino colaboró en su primera película grande: Malas calles. Comenzaría ahí una relación llena de obras maestras: Taxi Driver, Toro salvaje, Uno de los nuestros… Pero en Mr. Scorsese, Rebecca Miller se remonta mucho más atrás, al Martin niño que veía película tras película en los cines de la calle 42 de Manhattan porque ahí, en el cine, podía disfrutar de una climatización que era un alivio para su asma.
A Scorsese el cine le salvó la vida. Luego él salvaría al cine en más de una ocasión. Y en alguna otra, se aporrearían mutuamente. Hoy, a los 83 años, Scorsese es un mito viviente cuya trayectoria es tan magnífica que sabe un poco raro que su único Oscar a Mejor Director se lo diesen en 2006 con Infiltrados, una obra bastante menor. Pero qué no es menor al lado de La edad de la inocencia, La última tentación de Cristo, Alicia ya no vive aquí o Casino. Por todas ellas pasa Miller, pero también por los patinazos: las fallidas New York, New York, ese musical imposible, o Kundun.
Daniel Day-Lewis (cada vez más cerca de Muchachada Nui, por cierto) aparece en el episodio dedicado a Gangs of New York. En esa mastodóntica película se produjo otro encuentro actor-director crucial: el de Scorsese y DiCaprio. Juntos se convertirían en un tándem ganador que haría cumbre en El lobo de Wall Street. Mr. Scorsese no esquiva la peligrosa mitificación literal de esta película por parte de cafres reaccionarios.
Y es que aquella no fue la primera vez que algunos espectadores desnortados se tomaron una película de Scorsese como si fuera el Evangelio. En 1981, un perturbado inspirado por Taxi Driver atentó contra Ronald Reagan para impresionar a Jodie Foster, la niña prostituta de esa película. Miller (esposa de Day-Lewis, por cierto) muestra en su serie el inquietante paralelismo entre realidad y ficción que generó aquel ataque disparatado.
La parte más personal de Martin Scorsese está presente en Mr. Scorsese a través de sus padres, sus esposas y sus hijas. Ellos completan el retrato de un genio que también es padre, marido e hijo con asma. Unos pertenecen al Scorsese del pasado, drogadicto, ausente y consentido; otras son la familia del Martin actual, todavía hiperactivo pero mucho menos problemático. Todos, como Sharon Stone, saben que el precio de la genialidad a veces es alto.
Isabella Rossellini, más de 40 años después de su divorcio de Marty, ríe cuando recuerda la energía que contenía un cuerpo tan pequeñito. Ella tiene altura de modelo; él apenas alcanza el metro sesenta. Isabella era hija de dos mitos del cine a los que su entonces marido admiraba… y con los que terminó instalado en el Olimpo de Hollywood. Y ahí sigue. Mr. Scorsese es la serie que Mr. Scorsese merece.
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