<p>Nada parece indicar que tras una fachada convencional de ladrillo visto y sin historia, a la altura del 73 de la madrileña calle del Doctor Esquerdo, pueda estar germinando la futura escena artística de nuestro país. Frente a esta dirección casi arbitraria tenemos el hospital Gregorio Marañón, que ayuda a ubicar el emplazamiento al visitante despistado. Coronando la puerta de la calle, <strong>una placa inscrita con el </strong><i><strong>23 Provisional</strong></i> compone la antigua numeración de esta construcción humilde de dos pisos levantada en 1908, cuando la zona era la linde entre una creciente ciudad y el campo abierto.</p>
La galería expositiva Provisional23 aprovecha la arquitectura de un edificio en el centro de Madrid para integrar obras emergentes
Nada parece indicar que tras una fachada convencional de ladrillo visto y sin historia, a la altura del 73 de la madrileña calle del Doctor Esquerdo, pueda estar germinando la futura escena artística de nuestro país. Frente a esta dirección casi arbitraria tenemos el hospital Gregorio Marañón, que ayuda a ubicar el emplazamiento al visitante despistado. Coronando la puerta de la calle, una placa inscrita con el 23 Provisional compone la antigua numeración de esta construcción humilde de dos pisos levantada en 1908, cuando la zona era la linde entre una creciente ciudad y el campo abierto.
Lo excitante del proyecto llega después, tras cruzar el portal. Si estamos acostumbrados a que una galería de arte pueda ocultarse tras cualquier fachada para luego expandirse a una sala blanca de paredes inmaculadas, Provisional23 rompe este paradigma utilizando la propia escalera de vecinos como espacio expositivo. «Realmente, no tenía una intención premeditada de hacerlo aquí. Fue una forma de canalizar un proyecto curatorial de la manera más accesible y con lo más a mano que tuviera. ¿Y qué hay más accesible que el edificio en el que vivo?«, se pregunta Pedro Huidobro (1988), responsable de poner en marcha esta aventura. «Lo bueno es que en este edificio solo vivimos mis compañeros de piso y yo, y en el otro apartamento, una pareja de vecinos. Todos han apoyado la iniciativa desde la primera exposición», asegura.
El arte tiene muy pocas reglas fijas porque la creatividad se adhiere a cualquier superficie. Si Larry Gagosian -el mayor marchante del mundo, con 18 espacios repartidos por todo el planeta y una facturación de 1.000 millones de dólares al año-, inició su carrera en los años 70 vendiendo láminas de artista en la parte trasera de su coche, ¿por qué no iniciarse en el negocio usando el hueco de una escalera?
«Se trata de generar contexto y de apoyar a una generación de artistas ofreciéndoles un lugar en el que poder exponer su trabajo y estimularlo con propuestas site-specific«, explica Huidobro, que alude a un término muy común en el mundo del arte que se refiere a la obra hecha de forma específica para el lugar en el que se muestra. También se usa el término «arte de contexto», por oposición a las piezas que se exponen en el denominado cubo blanco, ese lugar aséptico en el que museos y galerías muestran las obras para resaltar sus atributos sin que el espacio moleste. Provisional23 busca exactamente lo contrario: que las obras de arte dialoguen y se integren en los huecos, escalones, barandillas de hierro forjado y descansillos del espacio doméstico.
Hay en Madrid otros proyectos análogos a éste como el Garage Bonilla, que ocupa un antiguo taller mecánico del barrio de Carabanchel. Sin embargo, allí los azulejos amarillos tan distintivos de este tipo de negocios así como las bombonas que se usaban para almacenar el aceite hidráulico y la publicidad pintada de Valvoline aparecen cubiertos con muros blancos temporales. En el caso de Los Aficionados, el artista Guillermo Paneque usa su propio domicilio en la Calle Duque de Alba de Madrid para montar exposiciones en los que mostrar obras de otros creadores, y abre con ello una interesantísima reflexión entre lo íntimo y lo público, lo decorativo y lo artístico.
«Desde el primer momento, en Provisional23 buscamos mantener el enfoque en las peculiaridades del espacio para convertirlo en coprotagonista«, continúa Huidobro, que habla en plural aunque sea responsable único de la iniciativa. «Lo que aquí se hace probablemente no pueda darse en otros sitios, para lo bueno y para lo malo. Pero lo cierto es que es un condicionante que los artistas suelen utilizar muy a su favor».
En la muestra que el pasado lunes 15 cerró sus puertas -y que reabrirá tras las vacaciones de Navidad- pudieron verse las obras de tres artistas emergentes de la escena barcelonesa con obras que iban de los 300 a los 2.600 euros. Mikel Adán Tolosa instaló una pieza titulada Maxibon (2025) realizada en espuma y plástico. Se trataba de un plano rectangular o falso muro que parecía rescatado de una obra por su estética sucia y dificultaba el paso por la escalera. Las esculturas de Helena Ripoll, que hablaban de lo monumental y estaban hechas con páginas de revista plegadas sobre sí mismas, así como los cables enrollados en un ovillo de Marc Salas Armengol, funcionaban igualmente con autonomía respecto al espacio, pero en ellos resonaba la escalera que las cobijaba y proponía una nueva lectura sobre sus formas.
En todas las exposiciones que se han llevado a cabo en el primer año de recorrido de Provisional23, siempre con artistas muy jóvenes, las instalaciones se han ido fundiendo con diferente graduación en el espacio. Muy llamativa resultó la intervención de Nicolás Cox el pasado febrero, que cubrió todos los peldaños con paquetes rectangulares de alimentos -harina, arroz, legumbres, etc.- envueltos en un film plástico negro, de forma que el visitante estaba obligado a pisarlos para transitar la escalera. Una acción visual y formal dura que hablaba de opresión política, muy diferente de las que, por regla general, inspira el entorno doméstico y vivo de esta escalera que ha impulsado estrategias artísticas más líricas, como las pinturas de Ángel Sevillano o la reflexión sobre los materiales de Sandra Mar.
«La especificidad de las muestras ha sido el denominador común de toda la programación, porque las posibilidades que da esta escalera por su entramado histórico, por ser un lugar de tránsito o por las muchas lecturas que pueda sugerir la peculiaridad del espacio han acabado dibujando puestas en escena muy plurales y heterogéneas«, afirma Huidobro, que en el futuro aspira a continuar con el proyecto aunque no sea en el mismo espacio. En un momento en el que la afluencia de visitantes a las galerías está bajo mínimos, mientras por todo el mundo este tipo de negocio parece sufrir una crisis de identidad, iniciativas originales enfocadas en la creación emergente como Provisional23 pueden ser el revulsivo que el mercado del arte necesita.
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