<p>La noticia enfureció a la fiscal<strong> Laure Beccuau</strong>, que habría querido mantener el secreto sobre la investigación, pero conmocionó a millones de franceses y a personas de todo el mundo que, desde hace ocho días, siguen con pasión y cierta incredulidad<a href=»https://www.elmundo.es/cultura/arte/2025/10/19/68f4ae2dfdddff077d8b456f.html»> los avances del «robo del siglo»</a>.</p>
A la espera de una revisión completa de la seguridad del museo, algunas de las piezas más valiosas del Louvre han sido trasladadas al Banco de Francia
La noticia enfureció a la fiscal Laure Beccuau, que habría querido mantener el secreto sobre la investigación, pero conmocionó a millones de franceses y a personas de todo el mundo que, desde hace ocho días, siguen con pasión y cierta incredulidad los avances del «robo del siglo».
El domingo 19 de octubre, hacia las 9:30 de la mañana, una banda de ladrones entró en el Louvre y robó joyas por un valor estimado de 88 millones de euros, antes de huir a bordo de dos motocicletas. Ayer, una semana después, más o menos a la misma hora, los parisinos supieron que dos de los cuatro delincuentes habían sido capturados.
Algo se mueve, después de ocho días de silencio casi absoluto por parte del centenar de investigadores que persiguen a los bandidos y al botín ya más famoso del mundo.
Los dos hombres detenidos son ladrones de joyerías con experiencia, ya conocidos por las fuerzas del orden. Fueron arrestados el sábado por la noche: uno en el aeropuerto Charles de Gaulle, cuando estaba a punto de tomar el último vuelo hacia Argel, y el otro en Aubervilliers, en la periferia norte de París, mientras planeaba a su vez escapar a Malí.
El nuevo ministro del Interior, Laurent Nuñez, expresó sus «más sinceras felicitaciones a los investigadores que han trabajado sin descanso, tal como les pedí, y en quienes siempre he tenido plena confianza. Ahora la investigación debe continuar respetando el secreto del sumario».
Este es un punto delicado, porque los dos detenidos habían sido vigilados en secreto durante varios días con la esperanza de que condujeran hasta los otros dos miembros de la banda y quizá a otros cómplices, incluido el supuesto infiltrado dentro del museo, cuya existencia se considera casi segura. La policía actuó y los arrestó cuando ya no era posible esperar más, pues estaban a punto de huir al extranjero, pero los investigadores esperaban mantener la operación bajo secreto.
«Lamento profundamente la difusión precipitada de la noticia, que perjudicará la búsqueda tanto de las joyas como de los demás delincuentes», declaró la fiscal Laure Beccuau, quien se negó a proporcionar detalles al menos hasta el miércoles por la noche, cuando, al término de la detención preventiva, los dos presuntos ladrones serán llevados ante un juez, que decidirá si los imputa o no.
Mientras tanto, a la espera de una revisión completa de la seguridad del museo más visitado del mundo, una parte de las joyas que se salvaron y algunas de las piezas más valiosas del Louvre han sido trasladadas al Banco de Francia y depositadas en la cámara acorazada de la institución. Se trata de una bóveda situada a 26 metros de profundidad, donde ya se conservan casi todas las reservas de oro francesas y varios tesoros, entre ellos los valiosos cuadernos de Leonardo da Vinci, con un valor superior a 600 millones de euros, recuperados por Napoleón al final de la campaña de Italia.
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