<p><strong>François Musseau</strong> (Toulon 1966) lleva media vida ejerciendo de corresponsal de <i><strong>Libération </strong></i>en España. El veneno del teatro lo llevaba ya en sus venas desde que se instaló en Madrid, y pronto se hizo notar entre sus colegas de profesión por los «intercambios de vivencias» ante un plato de pasta y por los «recitales caseros». En el 2017 dio un paso más allá con <i><strong>Diario Vivo</strong></i>, un género insólito de periodismo hablado en el que el protagonista se quita la máscara y conecta emocionalmente con el patio de butacas en una noche irrepetible.</p>
El periodista y productor de «Diario Vivo» escribe e interpreta «Amor Fati»
François Musseau (Toulon 1966) lleva media vida ejerciendo de corresponsal de Libération en España. El veneno del teatro lo llevaba ya en sus venas desde que se instaló en Madrid, y pronto se hizo notar entre sus colegas de profesión por los «intercambios de vivencias» ante un plato de pasta y por los «recitales caseros». En el 2017 dio un paso más allá con Diario Vivo, un género insólito de periodismo hablado en el que el protagonista se quita la máscara y conecta emocionalmente con el patio de butacas en una noche irrepetible.
Sin olvidar su labor como cronista, Musseau ha seguido cultivando su vertiente teatral con interpretaciones escénicas a partir de textos de Baudelaire, Rimbaud («el hombre que no quiso sentarse») y La Fontaine («me sirvo de los animales para instruir a los hombres»). De este último decía Friedrich Nietzsche que era uno de «los pocos psicólogos» que le habían interesado nunca.
Tal vez ahí se produjo la mágica conexión; el caso es que François Musseau cayó misteriosamente atrapado en la madeja de Nietzsche en el verano del 2022 y decidió leerlo todo. En el Seminario Nietzsche en Madrid conoció a decenas de filósofos y expertos, y en sus idas y venidas al festival de Avignon fue encontrando la inspiración que necesitaba para Nietzsche/Amor Fati: el sí a la vida, del 11 al 18 de marzo en el teatro Lagrada de Madrid.
Musseau no solo escribe la obra, dirigida por Carolina Cerruti, sino que interpreta al filósofo alemán y exprime la dos medias naranjas del dolor y el amor: «La vida de Nietzsche estuvo marcada por un hilo dolencias (migrañas, cólicos, pérdida de la visión, reumatismo, alteraciones afectivas) que culminaron con su locura en los últimos años. A Nietzsche se le entiende desde su cuerpo doliente, con esa confesión que lo dice todo: «Ningún sufrimiento podrá hacerme dar un falso testimonio en contra de la vida»».
A Nietzsche hay que entenderlo también desde la soledad, y desde su relación conflictiva con las mujeres, y en especial con la escritora rusa Lou Andreas-Salomé, su amor imposible (interpretada por Lila Horovitz). Filosofía y poesía se suceden en esta recreación escénica en la que no podían faltar la danza y la música (él filósofo fue también compositor, consideraba la música como el elixir de la vida y tuvo una legendaria relación de amistad/odio con Wagner).
«Nietzsche ha sido frecuentemente mal interpretado, y gran parte de culpa la tuvo su hermana Elisabeth con la edición de La voluntad de poder, su obra inacabada», recuerda Musseau, que se rebela contra esa idea distorsionada del Superhombre y esa imagen del pensador que llegó a influir en la Alemania nazi, «cuando él detestaba el nacionalismo y no era ni mucho menos antisemita».
La obra del periodista y autor francés (escrita en español) nos sumerge en el mundo filosófico y «fisiológico» de Nietzsche para entender mejor sus ideas más allá del celebérrimo aforismo «Dios ha muerto»…. «Sin esperanzas ultramundanas ni paraísos prometidos, Nietzsche promueve un Amor Fati (amor al destino). Así llega a su doctrina disruptiva del eterno retorno de las cosas, que encarnará su figura de Zaratustra».
Frente a la etiqueta de nihilista, Musseau considera a Nietzsche como «un filósofo vitalista», que a través de la aceptación de sus propias dolencias desarrolló «el amor al más acá y a un cierto sentido de la eternidad dentro la vida».
Tras el estreno en Madrid, compaginándolo con su labor como periodista y con la de productor de Diario Vivo, la mente inquieta de François Musseau le da vueltas a su particular eterno retorno a Francia y al festival Off de Avignon, donde todos los veranos se interpretan más de 1.500 obras: «Eso sí que sería un sueño».
Cultura