No es el primer intento de magnates por romper el bipartidismo (monstruo de dos cabezas) en Estados Unidos.
En febrero de 1992, Ross Perot anunció en Larry King Live su intención de participar como candidato independiente a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1992 con un programa anti-establishment. Con políticas como equilibrar el presupuesto federal, favorecer tipos de control de armas, oponerse al TLCAN y promulgar la democracia directa electrónica a través de «asambleas públicas electrónicas», se convirtió en una opción viable para los votantes decepcionados con Bush y Clinton quienes representaban las alas moderadas de sus partidos.
Perot, la persona más rica de EEUU en su tiempo, aunque despertó expectativas, no logró su objetivo y el bipartidismo siguió intacto.
Hoy nuevamente, Elon Musk, el hombre más rico del mundo, de origen sudafricano, emprende tal empresa, pensando que sus millones de millones pueden obrar el milagro. Extraña democracia esa donde solo los supermillonarios tienen opción para representar el poder.
En Costa Rica, antes de los dos gobiernos del PAC- inclusive dirigentes de izquierda -pensaron que, independientemente de los fines, lo importante era ROMPER el bipartidismo.
Y así sucedió, el PAC logró romper el bipartidismo, sin pena ni gloria…bueno, con más pena.
Muchos de izquierda nos aferramos ahí, como de un clavo ardiendo, unos votando, pensando en su posición antineoliberal al apoyar el NO al TLC sería el signo de su gobierno. Otros se entregaron más, algunos hasta en cuerpo y alma, hasta que al final llegaron a la conclusión de que habían sido víctimas de una cruel estafa política, inclusive más que el bipartidismo que pensaron derrotar y entonces, también hicieron abandono.
Sucedió así lo inevitable, gobiernos del PAC que fueron estigmatizados de manera extraña como izquierdistas; luego, por su pésimo desempeño, en realidad abrieron o dejaron expedito el camino a la ultraderecha, todavía más neoliberal y entreguista.
Gobiernos de izquierda que se dice que son, pero en realidad no lo son (son de la izquierda timorata, indefinida, light, mikimaus), pareciera ya una regla, abren el paso a su contrario, ejemplos de esto tenemos al menos dos, para ilustrar, El Salvador y Argentina.
No sabemos qué pasará en esta ocasión con el experimento de Elon Musk, si llegara a triunfar, posiblemente nada del otro mundo, nada que se aparte del afán de Estados Unidos de seguir siendo la potencia dominante en el mundo, igual que lo pretende hoy Donald Trump y lo han pretendido todos sus antecesores.
(*) Juan Félix Montero Aguilar es profesor pensionado.
No es el primer intento de magnates por romper el bipartidismo (monstruo de dos cabezas) en Estados Unidos. En febrero de 1992, Ross Perot anunció en Larry King Live su intención de participar como candidato independiente a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1992 con un programa anti-establishment. Con políticas como equilibrar el presupuesto
No es el primer intento de magnates por romper el bipartidismo (monstruo de dos cabezas) en Estados Unidos.
En febrero de 1992, Ross Perot anunció en Larry King Live su intención de participar como candidato independiente a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1992 con un programa anti-establishment. Con políticas como equilibrar el presupuesto federal, favorecer tipos de control de armas, oponerse al TLCAN y promulgar la democracia directa electrónica a través de «asambleas públicas electrónicas», se convirtió en una opción viable para los votantes decepcionados con Bush y Clinton quienes representaban las alas moderadas de sus partidos.
Perot, la persona más rica de EEUU en su tiempo, aunque despertó expectativas, no logró su objetivo y el bipartidismo siguió intacto.
Hoy nuevamente, Elon Musk, el hombre más rico del mundo, de origen sudafricano, emprende tal empresa, pensando que sus millones de millones pueden obrar el milagro. Extraña democracia esa donde solo los supermillonarios tienen opción para representar el poder.
En Costa Rica, antes de los dos gobiernos del PAC- inclusive dirigentes de izquierda -pensaron que, independientemente de los fines, lo importante era ROMPER el bipartidismo.
Y así sucedió, el PAC logró romper el bipartidismo, sin pena ni gloria…bueno, con más pena.
Muchos de izquierda nos aferramos ahí, como de un clavo ardiendo, unos votando, pensando en su posición antineoliberal al apoyar el NO al TLC sería el signo de su gobierno. Otros se entregaron más, algunos hasta en cuerpo y alma, hasta que al final llegaron a la conclusión de que habían sido víctimas de una cruel estafa política, inclusive más que el bipartidismo que pensaron derrotar y entonces, también hicieron abandono.
Sucedió así lo inevitable, gobiernos del PAC que fueron estigmatizados de manera extraña como izquierdistas; luego, por su pésimo desempeño, en realidad abrieron o dejaron expedito el camino a la ultraderecha, todavía más neoliberal y entreguista.
Gobiernos de izquierda que se dice que son, pero en realidad no lo son (son de la izquierda timorata, indefinida, light, mikimaus), pareciera ya una regla, abren el paso a su contrario, ejemplos de esto tenemos al menos dos, para ilustrar, El Salvador y Argentina.
No sabemos qué pasará en esta ocasión con el experimento de Elon Musk, si llegara a triunfar, posiblemente nada del otro mundo, nada que se aparte del afán de Estados Unidos de seguir siendo la potencia dominante en el mundo, igual que lo pretende hoy Donald Trump y lo han pretendido todos sus antecesores.
(*) Juan Félix Montero Aguilar es profesor pensionado.
Opinión – Diario Digital Nuestro País