San José, 11 Ma (DNP) – El inicio del curso lectivo 2025 en Costa Rica ha puesto en evidencia las profundas dificultades que enfrenta el sistema educativo nacional.
Con 885 centros educativos bajo órdenes sanitarias activas, 36 más que el año anterior, y 89 de ellos catalogados como de “prioridad 1” o en estado crítico, el panorama es desalentador. A esto se suman la inseguridad ciudadana y las carencias presupuestarias del sector, que han convertido a la educación en un campo de batalla donde docentes, estudiantes y padres de familia luchan por mantener viva la esperanza.
En este contexto, especialistas en educación han señalado que la dignificación de los docentes es un paso fundamental para atenuar la crisis educativa.
Graciela Herrera Villalobos, coordinadora de la carrera de Pedagogía con énfasis en I y II ciclo del Centro de Investigación y Docencia en Educación (Cide), advierte que las condiciones precarias en las que trabajan los maestros y maestras no solo afectan su desempeño, sino que también minan la motivación de los estudiantes. “Nos hemos acostumbrado a trabajar en situaciones precarias, y la dignificación docente tiene que empezar por nosotras y nosotros”, afirmó Herrera durante su participación en el programa de televisión UNA Mirada, que abordó las posibilidades de recuperar la esperanza en la educación pública.
Infraestructura deficiente y falta de estímulos
Uno de los principales problemas que enfrentan las comunidades educativas es la falta de infraestructura adecuada. Herrera destacó que muchos centros educativos carecen de las condiciones básicas para el aprendizaje, como pupitres, ventilación, luz, agua y servicios higiénicos. “Esto no solo afecta la dignidad de docentes y alumnos, sino que también los hace vulnerables a la deserción”, explicó.
Vivian Rodríguez, madre de familia y miembro de la mesa de diálogo social y productivo, compartió una experiencia que refleja esta realidad: “Es muy frustrante escuchar a mi hijo decir: ‘Mamá, hoy estuve en computación, pero el mouse no funcionó. Tuve que esperar que la compañera terminara su trabajo para que me lo prestara’”. Rodríguez hizo un llamado a las autoridades para que no reduzcan más el presupuesto destinado a la educación, ya que este sector es fundamental para el ascenso social del país. “Es impensable que el gobierno no destine el 8% del PIB a la educación”, afirmó.
La falta de estímulos y motivación en las aulas es otro factor que preocupa a los expertos. Herrera señaló que el ambiente escolar debe brindar a los estudiantes los recursos necesarios para su desarrollo, especialmente cuando estos no los reciben en sus hogares o comunidades. “Si faltan estos recursos, se pierde el interés de asistir a clases”, advirtió.
Aumento de la deserción y sus consecuencias
Las panelistas del programa también expresaron su preocupación por el incremento en la deserción estudiantil. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en 2023 hubo un aumento del 142% en la cantidad de adolescentes de entre 15 y 17 años fuera del sistema educativo, pasando de 337 en 2022 a 817 en 2023.
“Es bastante preocupante, pues así como hay deserción estudiantil, también estamos perdiendo docentes”, señaló Claudia Guerrero Barahona, profesora de secundaria especializada en gestión educativa.
Guerrero consideró que los docentes son el corazón del sistema educativo y que es en ellos donde debe centrarse el cambio para recuperar la esperanza en el sector. Sin embargo, advirtió que la falta de protocolos contra el bullying hacia poblaciones vulnerables y la ausencia de diálogo entre las escuelas y sus comunidades están alejando a los jóvenes de las aulas.
Wagner Alfaro, director del Liceo de Belén en Heredia, enumeró algunas de las razones que afectan la credibilidad del sistema de educación pública: “Los planes de estudio son poco atractivos para los estudiantes y no responden a las nuevas demandas de la sociedad. Además, no logramos tener una estabilidad horaria que se ajuste a las necesidades de las familias, y falta divulgación sobre los servicios que el sector público ofrece en cada comunidad”.
El diálogo como eje de transformación
Ante este panorama, las expertas coincidieron en que el diálogo es fundamental para recuperar la esperanza en la educación pública. Herrera destacó que, desde la década de 1920, el papel del educador como líder de la comunidad se ha visto limitado, lo que ha llevado a una pérdida de autoridad y credibilidad ante la población. “La escuela no habla con su comunidad, no dialoga con sus alumnos, ni con los padres de familia”, recalcó.
Para revertir esta situación, las panelistas propusieron fortalecer el diálogo entre los centros educativos y sus comunidades, así como defender el presupuesto del sector y convertir a las escuelas en ejes de activismo social.
“No podemos perder la esperanza. Esta no puede ser pasiva, sino activa, como la que proponía el pedagogo Paulo Freire: una esperanza que nos impulse a transformar la realidad en conjunto con los demás”, afirmó Herrera.
Recuperar la dignidad desde las aulas
Shirley Valverde, directora de la Escuela de Laboratorio de Heredia, compartió algunas estrategias que han implementado en su centro educativo para motivar a los estudiantes y docentes.
“Promovemos la innovación en el abordaje de los contenidos y trabajamos en la construcción del aprendizaje junto con los niños. Esto genera un ambiente de motivación para todos”, explicó.
Valverde también reconoció que la sobrecarga administrativa de los docentes afecta la calidad y la metodología de la enseñanza. Sin embargo, destacó que los educadores deben sentirse empoderados tanto del espacio físico como de la materia que imparten.
“Una como madre puede ver que hay momentos especiales en los que los chicos y chicas hacen un ‘click’ con la clase, con sus docentes o con los libros, y eso los ilusiona”, comentó Rodríguez.
La capacitación docente: un desafío pendiente
Las educadoras coincidieron en que los docentes nunca deben dejar de ser estudiantes. La capacitación continua y el autoaprendizaje son fundamentales para mantener la calidad de la enseñanza.
Sin embargo, Herrera señaló que el rubro de capacitación docente del Ministerio de Educación Pública (MEP) ha decrecido en un 86% en los últimos cinco años, lo que representa un obstáculo adicional.
Guerrero concluyó que parte de la dignificación del maestro está en la constante innovación y en mantener su interés por aprender. “Si yo no saco el tiempo para reflexionar, autoevaluarme y generar un cambio desde mi profesión, no puedo hacer un cambio en grande”, afirmó.
En un contexto adverso, la dignificación de los docentes y la recuperación de la esperanza en la educación pública parecen ser los caminos más viables para transformar un sistema que, a pesar de sus carencias, sigue siendo el motor de ascenso social para miles de costarricenses.
San José, 11 Ma (DNP) – El inicio del curso lectivo 2025 en Costa Rica ha puesto en evidencia las profundas dificultades que enfrenta el sistema educativo nacional. Con 885 centros educativos bajo órdenes sanitarias activas, 36 más que el año anterior, y 89 de ellos catalogados como de “prioridad 1” o en estado crítico,
San José, 11 Ma (DNP) – El inicio del curso lectivo 2025 en Costa Rica ha puesto en evidencia las profundas dificultades que enfrenta el sistema educativo nacional.
Con 885 centros educativos bajo órdenes sanitarias activas, 36 más que el año anterior, y 89 de ellos catalogados como de “prioridad 1” o en estado crítico, el panorama es desalentador. A esto se suman la inseguridad ciudadana y las carencias presupuestarias del sector, que han convertido a la educación en un campo de batalla donde docentes, estudiantes y padres de familia luchan por mantener viva la esperanza.
En este contexto, especialistas en educación han señalado que la dignificación de los docentes es un paso fundamental para atenuar la crisis educativa.
Graciela Herrera Villalobos, coordinadora de la carrera de Pedagogía con énfasis en I y II ciclo del Centro de Investigación y Docencia en Educación (Cide), advierte que las condiciones precarias en las que trabajan los maestros y maestras no solo afectan su desempeño, sino que también minan la motivación de los estudiantes. “Nos hemos acostumbrado a trabajar en situaciones precarias, y la dignificación docente tiene que empezar por nosotras y nosotros”, afirmó Herrera durante su participación en el programa de televisión UNA Mirada, que abordó las posibilidades de recuperar la esperanza en la educación pública.
Infraestructura deficiente y falta de estímulos
Uno de los principales problemas que enfrentan las comunidades educativas es la falta de infraestructura adecuada. Herrera destacó que muchos centros educativos carecen de las condiciones básicas para el aprendizaje, como pupitres, ventilación, luz, agua y servicios higiénicos. “Esto no solo afecta la dignidad de docentes y alumnos, sino que también los hace vulnerables a la deserción”, explicó.
Vivian Rodríguez, madre de familia y miembro de la mesa de diálogo social y productivo, compartió una experiencia que refleja esta realidad: “Es muy frustrante escuchar a mi hijo decir: ‘Mamá, hoy estuve en computación, pero el mouse no funcionó. Tuve que esperar que la compañera terminara su trabajo para que me lo prestara’”. Rodríguez hizo un llamado a las autoridades para que no reduzcan más el presupuesto destinado a la educación, ya que este sector es fundamental para el ascenso social del país. “Es impensable que el gobierno no destine el 8% del PIB a la educación”, afirmó.
La falta de estímulos y motivación en las aulas es otro factor que preocupa a los expertos. Herrera señaló que el ambiente escolar debe brindar a los estudiantes los recursos necesarios para su desarrollo, especialmente cuando estos no los reciben en sus hogares o comunidades. “Si faltan estos recursos, se pierde el interés de asistir a clases”, advirtió.
Aumento de la deserción y sus consecuencias
Las panelistas del programa también expresaron su preocupación por el incremento en la deserción estudiantil. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en 2023 hubo un aumento del 142% en la cantidad de adolescentes de entre 15 y 17 años fuera del sistema educativo, pasando de 337 en 2022 a 817 en 2023.
“Es bastante preocupante, pues así como hay deserción estudiantil, también estamos perdiendo docentes”, señaló Claudia Guerrero Barahona, profesora de secundaria especializada en gestión educativa.
Guerrero consideró que los docentes son el corazón del sistema educativo y que es en ellos donde debe centrarse el cambio para recuperar la esperanza en el sector. Sin embargo, advirtió que la falta de protocolos contra el bullying hacia poblaciones vulnerables y la ausencia de diálogo entre las escuelas y sus comunidades están alejando a los jóvenes de las aulas.
Wagner Alfaro, director del Liceo de Belén en Heredia, enumeró algunas de las razones que afectan la credibilidad del sistema de educación pública: “Los planes de estudio son poco atractivos para los estudiantes y no responden a las nuevas demandas de la sociedad. Además, no logramos tener una estabilidad horaria que se ajuste a las necesidades de las familias, y falta divulgación sobre los servicios que el sector público ofrece en cada comunidad”.
El diálogo como eje de transformación
Ante este panorama, las expertas coincidieron en que el diálogo es fundamental para recuperar la esperanza en la educación pública. Herrera destacó que, desde la década de 1920, el papel del educador como líder de la comunidad se ha visto limitado, lo que ha llevado a una pérdida de autoridad y credibilidad ante la población. “La escuela no habla con su comunidad, no dialoga con sus alumnos, ni con los padres de familia”, recalcó.
Para revertir esta situación, las panelistas propusieron fortalecer el diálogo entre los centros educativos y sus comunidades, así como defender el presupuesto del sector y convertir a las escuelas en ejes de activismo social.
“No podemos perder la esperanza. Esta no puede ser pasiva, sino activa, como la que proponía el pedagogo Paulo Freire: una esperanza que nos impulse a transformar la realidad en conjunto con los demás”, afirmó Herrera.
Recuperar la dignidad desde las aulas
Shirley Valverde, directora de la Escuela de Laboratorio de Heredia, compartió algunas estrategias que han implementado en su centro educativo para motivar a los estudiantes y docentes.
“Promovemos la innovación en el abordaje de los contenidos y trabajamos en la construcción del aprendizaje junto con los niños. Esto genera un ambiente de motivación para todos”, explicó.
Valverde también reconoció que la sobrecarga administrativa de los docentes afecta la calidad y la metodología de la enseñanza. Sin embargo, destacó que los educadores deben sentirse empoderados tanto del espacio físico como de la materia que imparten.
“Una como madre puede ver que hay momentos especiales en los que los chicos y chicas hacen un ‘click’ con la clase, con sus docentes o con los libros, y eso los ilusiona”, comentó Rodríguez.
La capacitación docente: un desafío pendiente
Las educadoras coincidieron en que los docentes nunca deben dejar de ser estudiantes. La capacitación continua y el autoaprendizaje son fundamentales para mantener la calidad de la enseñanza.
Sin embargo, Herrera señaló que el rubro de capacitación docente del Ministerio de Educación Pública (MEP) ha decrecido en un 86% en los últimos cinco años, lo que representa un obstáculo adicional.
Guerrero concluyó que parte de la dignificación del maestro está en la constante innovación y en mantener su interés por aprender. “Si yo no saco el tiempo para reflexionar, autoevaluarme y generar un cambio desde mi profesión, no puedo hacer un cambio en grande”, afirmó.
En un contexto adverso, la dignificación de los docentes y la recuperación de la esperanza en la educación pública parecen ser los caminos más viables para transformar un sistema que, a pesar de sus carencias, sigue siendo el motor de ascenso social para miles de costarricenses.
Nacionales – Diario Digital Nuestro País