Columna Poliédrica
Cuando uno observa los nuevos descubrimientos que se han dado en relación con el universo, simplemente, no entiende las actitudes de ciertas personas. Un día sí y otro también se descubren nuevas galaxias que evidencian la inmensidad del universo y, al mismo tiempo, nos hace reflexionar sobre lo ínfimo de la existencia humana; sin embargo, hay personas cuyo narcisismo no los deja ver más allá de sus narices y tienen la idea que la realidad debe girar en torno a ellas.
No es algo nuevo, pero muchos nunca han tenido conocimiento de que no son el centro del universo. Ya no solo no es cierta la tesis de Ptolomeo, sino que giramos como sistema solar alrededor de nuestra galaxia; en efecto, el año galáctico dura, más o menos, entre 225 y 250 millones de años terrestres, ya que nuestro sistema solar se desplaza, aproximadamente, a 800.000 kilómetros por hora.
Cuando vemos el universo y observamos a ciertos seres humanos creer que son su centro, se nos viene a la mente la estupidez de esa persona y de quienes lo siguen. En realidad este tipo de actitudes lo que revela es la miseria humana y lo poco que hemos evolucionado como sociedad; en lugar de pensar en el beneficio de la mayoría de las personas, seguimos apostando por apoyar individualidades que, usualmente, no aportan absolutamente nada a la colectividad.
La espiral alrededor de un punto pareciera ser la estructura o una de las estructuras fundamentales del universo. Se trata de una estructura que en su desarrollo va generando una figura que no es piramidal, y tampoco es jerárquica; por el contrario, la espiral plantea la armonía en un único nivel, tal y como lo ha expresado la filosofía china por medio del yin y del yang, en que el equilibrio es la clave de todos los procesos de la realidad.
En resumen, hay que dejar que los narcisos se consuman en su propia ineptitud. Resulta una pérdida de tiempo para las personas seguir a personajes cuyo único propósito es satisfacer su ego, se trata de personajes que no les importa sus semejantes y que no piensan en el colectivo; de esos individuos no puede surgir procesos que lleven a la sociedad a resultados que beneficien al mayor número de sus integrantes, el equilibrio para estas personas no existe.
Estamos viviendo en un mundo desequilibrado. Lo es en lo general y en lo específico, ya que la interacción entre ambos espacios incide en uno y otro; en otras palabras, la forma de volver al equilibrio es que las especificidades cambien de rumbo o que toquemos fondo y el desastre general haga entrar en razón a las especificidades.
Desgraciadamente, la historia de la humanidad se ha decantado, casi siempre, por la segunda.
(*) Andi Mirom es Filósofo
andimirom@gmail.com
columna poliédrica.blogspot
Columna Poliédrica Cuando uno observa los nuevos descubrimientos que se han dado en relación con el universo, simplemente, no entiende las actitudes de ciertas personas. Un día sí y otro también se descubren nuevas galaxias que evidencian la inmensidad del universo y, al mismo tiempo, nos hace reflexionar sobre lo ínfimo de la existencia humana;
Columna Poliédrica
Cuando uno observa los nuevos descubrimientos que se han dado en relación con el universo, simplemente, no entiende las actitudes de ciertas personas. Un día sí y otro también se descubren nuevas galaxias que evidencian la inmensidad del universo y, al mismo tiempo, nos hace reflexionar sobre lo ínfimo de la existencia humana; sin embargo, hay personas cuyo narcisismo no los deja ver más allá de sus narices y tienen la idea que la realidad debe girar en torno a ellas.
No es algo nuevo, pero muchos nunca han tenido conocimiento de que no son el centro del universo. Ya no solo no es cierta la tesis de Ptolomeo, sino que giramos como sistema solar alrededor de nuestra galaxia; en efecto, el año galáctico dura, más o menos, entre 225 y 250 millones de años terrestres, ya que nuestro sistema solar se desplaza, aproximadamente, a 800.000 kilómetros por hora.
Cuando vemos el universo y observamos a ciertos seres humanos creer que son su centro, se nos viene a la mente la estupidez de esa persona y de quienes lo siguen. En realidad este tipo de actitudes lo que revela es la miseria humana y lo poco que hemos evolucionado como sociedad; en lugar de pensar en el beneficio de la mayoría de las personas, seguimos apostando por apoyar individualidades que, usualmente, no aportan absolutamente nada a la colectividad.
La espiral alrededor de un punto pareciera ser la estructura o una de las estructuras fundamentales del universo. Se trata de una estructura que en su desarrollo va generando una figura que no es piramidal, y tampoco es jerárquica; por el contrario, la espiral plantea la armonía en un único nivel, tal y como lo ha expresado la filosofía china por medio del yin y del yang, en que el equilibrio es la clave de todos los procesos de la realidad.
En resumen, hay que dejar que los narcisos se consuman en su propia ineptitud. Resulta una pérdida de tiempo para las personas seguir a personajes cuyo único propósito es satisfacer su ego, se trata de personajes que no les importa sus semejantes y que no piensan en el colectivo; de esos individuos no puede surgir procesos que lleven a la sociedad a resultados que beneficien al mayor número de sus integrantes, el equilibrio para estas personas no existe.
Estamos viviendo en un mundo desequilibrado. Lo es en lo general y en lo específico, ya que la interacción entre ambos espacios incide en uno y otro; en otras palabras, la forma de volver al equilibrio es que las especificidades cambien de rumbo o que toquemos fondo y el desastre general haga entrar en razón a las especificidades.
Desgraciadamente, la historia de la humanidad se ha decantado, casi siempre, por la segunda.
(*) Andi Mirom es Filósofo
andimirom@gmail.com
columna poliédrica.blogspot
Opinión – Diario Digital Nuestro País